El decálogo del trabajo remoto
Cómo enfrentar el trabajo remoto en tiempos de coronavirus
Aunque antes del COVID-19 algunas empresas se animaban a experimentar con esquemas flexibles de trabajo, fue la pandemia la que le dio el empujón que muchos líderes de empresas y emprendedores necesitaban para decidirse a gerenciar sus equipos de forma virtual.
En medio de esta emergencia sanitaria, muchas empresas se enfrentaron al desafío de reconvertir digitalmente a sus equipos para que trabajen desde casa, sin herramientas tecnológicas, sin procesos ni mejores prácticas que les explicaran cómo gestionar de manera eficiente a sus equipos distribuidos.
Para ayudar a las empresas a mirar diferente este desafío del trabajo virtual, Silvina Moschini, Presidente y Fundadora de TransparentBusiness, ha preparado el decálogo del trabajo remoto:
1. Hardware:
Lo primero que debe proveer un líder es equipo de cómputo seguro, considerando que no todos pueden destinar una computadora exclusiva para trabajar. Al ser equipo de la compañía, es posible mantener niveles más estrictos de seguridad.
2. Software:
Una consideración importante son las condiciones de seguridad para evitar ataques cibernéticos. Desde temas sencillos como la actualización del antivirus, las restricciones de instalación y la elección de las contraseñas, hasta el acceso vía VPN para proteger la información.
3. Redes:
Una conexión rápida y segura es esencial para el buen funcionamiento de las operaciones remotas. Usar redes Wi-Fi públicas en restaurantes o espacios de coworking puede ser potencialmente riesgoso, por lo que se recomienda encriptar los accesos para la privacidad de la información.
4. Espacio:
Las personas que trabajan remotamente serán más eficientes si se organizan física y mentalmente para separar su vida personal de su vida laboral. Lo ideal es que armen una oficina que les permita tener privacidad y evitar las distracciones de índole doméstica. Por otro lado, establecer una rutina con un horario de corte es necesario no afectar el tiempo social y familiar.
5. Procesos, comunicación y seguimiento:
El líder debe ser preciso al solicitar las tareas y ser consecuente con su seguimiento. Asimismo, puede promover reuniones periódicas para fortalecer los vínculos entre los miembros y mantener la comunicación. Una videollamada tiene la categoría de una reunión y un chat directo equivale a una conversación de pasillo.
6. Confianza:
La principal preocupación que tienen muchos CEOs con el trabajo remoto es la incertidumbre que les genera no saber si su equipo está aprovechando el horario laboral. Esto se soluciona implementando herramientas diseñadas para verificar el proceso de trabajo y rendir cuentas en base a objetivos planteados.
7. Colaboración:
Los archivos en la nube, como documentos o presentaciones, permiten revisar o hacer aportes personales en cualquier momento. Se convierten en el antídoto contra las cadenas de correos que van y vienen.
8. Transparencia:
La transparencia permite que la tecnología pueda hacer responsable a cada miembro del equipo de sus proyectos o tareas. A través de herramientas adecuadas, se centraliza el proceso de asignación, control y evaluación de cada persona.
9. Comunidad:
El líder del equipo debe programar reuniones virtuales para que todos puedan verse las caras, una modalidad que hace maravillas para el espíritu de grupo. Estos encuentros son un recordatorio que trabajamos con personas más allá de los ordenadores.
10. Camaradería:
En una oficina tradicional, el momento de ir por café es la excusa para crear vínculos fuera de los temas del trabajo. Hay formas de hacerlo virtualmente como crear juegos en equipo, correos rompehielos o causas solidarias.
El trabajo remoto dejó de ser una alternativa para convertirse en la norma. El coronavirus nos obligó a cambiar la forma en que trabajamos, sin oficinas y sin fronteras. Cuando todo esto pase, habrá quedado en evidencia que ese trabajo que algunos decían que no se podía hacer a distancia no solo fue posible, sino también más eficiente.